sábado, 12 de diciembre de 2009

Maratón

Antes de explicar la anécdota dejadme que haga una aclaración que le dará más sentido a lo que leeréis... de los que me conocen es sabida dos cosas (bueno, alguna más tambíén)... soy decididamente hetero y si la situación y la compañía acompañan, bastante coñón (dado a la coña).



La historia comienza cuando conozco a mi jefe en el nuevo cliente multinacional... en realidad fué por teléfono porque había pendiente una tarea para instalar unos equipos y él estaba de vacaciones. El caso es que tras unas rápidas indicaciones sobre el estándar que la compañía usaba, cortamos la conversación dado que en 5 minutos tenía que subir a volar...

No había conocido antes a nadie que tuviera afición por el vuelo sin motor. Me pareció fascinante y con el tiempo nos hicimos amigos y me llegó a explicar los entresijos del vuelo con velero.

Aquella no era más que una de sus aficiones. En realidad era un tipo muy deportista. Alto (sobre el metro noventa), de pelo castaño tirando a rubio, y complexión delgada pero adivinándose que debajo de la ropa holgada hay un cuerpo fibrado tras muchas horas de deporte. Un hombre atractivo.

En lo intelectual, su semblante era serio y era una persona de más bien pocas palabras.

Una tarde, saliendo del curro, quedamos para echar unas cervecitas en Paseo de Gracia. Me comenta al salir "... oye, que tengo que pasar antes por la Farmacia porque el Sábado tengo maratón...".

- Y qué necesitas de la Farmacia para la maratón?, le pregunté
- Vaselina..., contestó
- anda, y eso?
- con el rozamiento de la camiseta, los pezones se agrietan y puedes hacerte herida. Con la vaselina lo evitas... me argumentó
- ostrás, no lo habría pensado nunca...

Así que nos dirigimos a la Farmacia que estaba al lado del curro...

- Te acompaño dentro?, pregunté
- Como quieras, me dijo

Era una Farmacia grande, nueva, con amplios mostradores y dos dependientes. Había una chica joven, unos 25 años y un dependiente de unos 50 años.

- Hola buenas tardes, qué deseas?, le preguntó el dependiente hombre
- un tubo de vaselina, respondió mi jefe

Hasta el momento, yo había estado en Babia, sin embargo, reaccioné rápido y con la voz un poco marcada de preocupación y solicitud, le pregunté a mi jefe en voz suficientemente alta como para que todo el mundo pudiera oir...

- Cariño!!!! esa es la marca de siempre??????

La cara de mi jefe era todo un recital. El pobre quedó tan cortado que no podía articular palabra... el resto de compradores que esperaban tanda le lanzaron una mirada inquisidora, entre nosotros mediaba cierta diferencia de edad. Los dependientes también se miraron entre sí, sin saber que hacer...

En lo embarazoso de la situación y dado que el pobre estaba colorado como un tomate y no atinaba a articular palabra, el dependiente salió en su ayuda...

- No te preocupes, me indicó, ésta marca es buenísima

Realmente no quise preguntarle cómo lo sabía...

Así que mi jefe pagó rápidamente la vaselina y salió casi a la carrera de la Farmacia sin mediar palabra.

Me esperaba fuera de la Farmacia y como no podía ser de otra manera me dijo...

- pero qué pedazo de cabrón!!

Entre carcajadas comentamos la jugada y nos fuimos a echar esas bravas con cerveza que tanto me gustan.

martes, 1 de diciembre de 2009

7 y medio

Tarde de fin de Junio. Los exámenes ya están hechos y esperábamos las notas finales de la facultad. Como solía ocurrir, alguien picó el timbre del portal

BRRRRRRRRRRRR

- casa Juan?? (dicho así sonaba a restaurante, pero cuando quedábamos en mi casa, la gente se refería a "Casa Juan")
- Sube Edu.

Tras preparar los cafés con leche rituales (jamás entenderé cómo te podía gustar un café con leche con 4 cucharadas de azúcar: mete la lengua en el azucarero directamente...) nos sentamos a ver la tele...

BRRRRRRRRRRRR (otra vez)

- quién?
- Jordi y Moni.
- hala subir.

Así que entran con el atuendo de ir a patinar... y los patines puestos...

BRRRRRRRRRRRR (otra más)

- quién?
- el Toni y la Su
- venga, p'arriba!!

BRRRRRRRRRRRR (y otra)

- hola?
- el César y compañía
- dale!!!

BRRRRRRRRRRRR (pero bueno!!)

- sí?
- el Sergi
- sube!!

BRRRRRRRRRRRR (ostrás...)
- mande?
- el Roger
- ya tardas!!
Así que ya estabamos toda la comparsa y seguro que alguno más (que no se moleste, pero una ya tiene una edad y pierde nitidez en los detalles).
y qué hacemos para matar el rato?? a alguien se le ocurrió jugar al 7 y medio... de tal manera que Edu explicó las normas: "... el 7 y medio normal, pero apostando (nen, saca la caja de pesetas y repartimos). Se puede apostar sobre la jugada propia o cualquier otra sobre la mesa. Si la banca pierde por 7 y medio, se obliga a pagar el valor de todas las apuestas ganadoras a los apostadores..."
Tras varias manos (largas al ser tantos), la cosa se empezó a caldear y decidimos poner dos barajas para poder jugar. De tal manera que gané con 7 y medio la banca y empecé a repartir mano...
El primero en pedir era Edu... carta abajo, 3, (la gente apostando como locos) 4... y me planto... en este punto ya veía venir que me tocaría pagar un dinerillo...
El siguiente era César... carta abajo, 3 (la gente apostando)... 4 y... me planto... Coño! otro siete y medio!!! Esto va a ser la ruina!!!!
De la misma manera, se sucedieron 7 y medio en Jordi y Roger... la gente sobradamente había apostado a peseta que luego se pagaba a 20 duros.
La catástrofe era inminente... me tocaba repartirme a mí... o sacaba un 7 y medio o estos pollos me iban a desplumar.
Ya te puedes imaginar el cachondeo general y el pitorreo porque además de poner la cama... en fin, que me iba a salir la tarde por una pasta (no menos de 10.000 pelillas de las de antes) y en aquel entonces éramos estudiantes... un fortunón
Miré con poca fé y mucha adrenalina la carta vuelta... un 3. Saqué carta, pensando que me saldría... un 1 (y van 4) otra más... un 1 (y van 5)... otra más... un 1 (¿pero cuántos 1 tiene esta baraja? y van 6)... otra más... una sota (6 y medio).
La catástrofe estaba servida... ya veía que saldría un 5 o un misero 2 y me tocaba aflojar la mosca...
Así que la gente jaleaba a cada carta que salía del mazo. Respiré hondo y saqué carta... un 1!!!! 7 Y MEDIO!!! en fin, la cara de indignación de mis compis y por contra, la de satisfacción mía ... bueno... todo un poema.
Cobré las ganancias y nos fuimos a echar un helado por ahí, que convenientemente el vecino de abajo se encargó de subir para llamarnos la atención porque "a ver qué estáis haciendo ahí que se va a hundir el techo del piso!!!".
En fin... nunca más volvimos a jugar al 7 y medio en casa... por si acaso.

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